La espectacular Suzie Diamond vino de vacaciones a la Costa Brava con un nuevo novio, las tardes las aprovechaban para salir a navegar. Sería tal vez por la suave brisa marina del atardecer mediterráneo que siempre se ponían como motos, miradlos si no como se lo pasaron aquella tarde, en la que al poco se encontraban desnudos con el barco anclado en una cala y el coño de Suzie anclado al tremendo pollón del negrazo que percutía más y más fuerte a cada gemido que emitía Suzie mientras ésta con el pelo al viento botaba como un zorrón ansioso de la dosis de sexo anal que pronto le darían, lo cual junto con una buena corrida facial pondrían el punto culminante a aquellas vacaciones, las vacaciones más cerdas de su vida.
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