Juan Lucho no puede evitar llamar a su sirvienta, Blanche Bradburry, para que acuda con presteza mientras la ve limpiar con el uniforme puesto. Le queda bien ceñido marcando su precioso culo y su generoso busto. Y es que a esta rubia le gusta provocar y no sólo eso, sino que además atiende solícita todas y cada una de sus provocaciones. Miradla pues acudir a la llamada de su señor para hacerle una meticulosa limpieza de sable, allí mismo, en el sofá de la terraza donde en breve la pondrá a cuatro patas y empezará a montarla como a una perrita cualquiera. Tanto disfrutará, tanto gemirá que pronto se llevará como premio una buena sesión de sexo anal acompañada de sus buenos cachetazos hasta obtener como premio un hermoso creampie anal que no dudará en saborear acercando sus dedos y llevándose un poco de esperma a la boca, sabroso sin duda ¿Verdad Blanche?
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