Sarah Twain representa hoy una dama libertina del XVIII, de esas que atendía a sus amantes en la biblioteca aprovechando las largas ausencias de sus maridos. Miradla ahí, morenaza con traje de época pero tan guarra como siempre, comiéndose el rabo de su amante hasta casi atragantarse y abriéndose de piernas para que éste le coma el coño y la masturbe justo antes de follársela. Disfrutad de su cuerpazo al desnudo cabalgando sobre su semental y dispuesta a llevarse una buena dosis de sexo anal que sólo se detendrá cuando llegue el momento de llevarse una buena corrida en su rostro, tras la cual seguirá comiéndose el rabo de su amante mientras se acaricia el coño pensando…¿En el siguiente?
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