Sophie Lynx ejerce hoy de viuda negra. Por su aspecto con ese tocado negro parece estar desconsolada pero parece que pronto encuentra un chico del servicio con el que seguro olvidará sus penas. Mirad si no qué rápido se la coge y empieza a chupársela, tal vez para olvidar o porque simplemente es una guarra de tomo y lomo que no puede pasar sin comer ni un rato. Nos inclinamos por pensar que es una guarra porque al cabo de nada ya la vemos a cuatro patas, dándole al anal y gimiendo como una auténtica perra, ofreciéndonos el espectáculo de su cuerpecito meneándose al ritmo de un vaivén más revolucionado que el coche de un Fernando Alonso con el único objetivo de recibir una buena dosis de esperma en su cara que le recuerde que si bien su marido está muerto, ella no paraba de ponerle los cuernos así que su pérdida no sólo no es grave sino que sumada a la herencia que recibirá es más bien un motivo de alegría.
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