La preciosa rubia Nikki Montana jugaba sola con su dildo vestida con unas medias de rejilla rosas de putón cuando apareció el malogrado Greg Centauro y le preguntó qué demonios hacía con eso pudiendo llevarse un buen trozo de carne para el cuerpo. Así que Nikki dejó su juguete y empezó a devorar aquel rabo que, la verdad se le antojaba enorme y apetitoso en comparación con el vibrador. Así que pronto la vimos bien abierta de piernas encajando la tranca de Greg que la embestía con ansia, a ratos le comía el coño o le follaba la boca en un polvazo salvaje al que sólo le faltaba una buena ración de sexo anal, algo que, huelga decir, pronto le dio. A partir de ahí los pollazos en el culo y en la boca de Nikki no pararon y sus gemidos de placer tampoco hasta llevarse una buena corrida facial como premio.
+ -