Ellen Peterson es una rubia espectacular que acude a clubs fetichistas donde los más pervertidos pagan para dar rienda suelta a sus más oscuras pasiones. Ahí la vemos, vestida de dómina fustigando a dos esclavos, directivos de grandes multinacionales, que acuden allí ansiosos por recibir la ración de azotes que tanto les gusta recibir. Quizás porque saben que al final, Ellen será indulgente y sabrá compensarles ni que sea con una mamada. Pero como hoy es un gran día, Ellen quiere que le revienten el culo y en un ejercicio de empatía máxima quiere que le den unos azotes y que la humillen con un par de corridas faciales que de buen seguro le hará comprender que en esta vida puede ser amo o esclavo, pero sin sexo la vida no tiene sentido.
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